jueves, 21 de abril de 2011

Marcelino Menéndez Pelayo sobre la ciencia española

“Salta a la vista, pues, que importa en extremo a los pueblos no renegar de su abolengo doctrinal, ni limitarse a repetir más o menos servilmente lo que otros pueblos discurren y escriben. Insistere vestigiis, debe ser su divisa; acoger la verdad, sí, venga de donde viniere, pero ingiriéndola en el cuerpo de las que los siglos les legaron, y no aceptándola como prestada siempre que puedan ostentarla como de cosecha propia. Sólo de esta suerte lograrán en la línea científica vida robusta o independiente, consideración y respeto. Impórtale a España muy especialmente seguir esa pauta, ya que, por fortuna, su filosofía de antaño -donde, a lo menos en germen, se contiene casi todo cuanto de razonable y sólido encierran los libros de los modernos pensadores, y aún más que en ellos respecto a no pocas cuestiones- le ofrece, a la vez que seguros métodos, inagotable mina de excelentes materiales para las más variadas, atrevidas y grandiosas construcciones Restaurarla, ilustrarla, ampliarla, embellecerla, siguiendo los designios de Vives, sea por tanto, de hoy más, su principal empeño, si quiere de influida convertirse en influyente en los futuros desarrollos de la razón humana.”
Marcelino Menéndez Pelayo, La ciencia española: polémicas, indicaciones y proyectos

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